El dominio del comercio de
las especias en el siglo XVI
Con las exploraciones portuguesas bordeando el continente africano y navegando hacia el este y las españolas, que lo hicieron bordeando el continente americano y navegando hacia el oeste, las dos coronas europeas, Portugal y España, consiguen el acceso a las preciadas especias. Pero una cosa era lograr el acceso geográfico al comercio de las especias y otra muy distinta, el ser una potencia en dicho comercio.
Uno de los primeros problemas con los que se enfrentaron los portugueses en sus ambiciones comerciales fue el hecho de que nunca pudieron desplazar a los musulmanes en cantidad de producto comercializado. Por ejemplo, si los portugueses enviaban 80 toneladas de clavo por año a Europa a través de Oriente Medio, los comerciantes asiáticos hacían llegar 1.300 toneladas. Sin embargo, los portugueses siguieron otra política: capturaban y controlaban los puertos más importantes, reclamando peajes o aranceles a todos los barcos que los utilizasen. Esto les dio una posición vital en la ruta de las especias.
Otro de los principales problemas para los portugueses en sus ambiciones comerciales era que no disponían de productos de ningún interés para los
comerciantes indios o musulmanes asiáticos. Los portugueses compraban las especias a los agricultores por el menor precio posible y las intercambiaban por productos de valor relativamente bajo, como telas de algodón, alimentos secos o cobre.
Los gobernantes indios y algunos mercaderes árabes disponían de cañones, pero no de la misma calidad que los europeos, y sobre todo, los barcos comerciales del Océano Índico estaban diseñados para el transporte y la velocidad, no para la guerra naval. Los europeos, por el contrario, llevaban tiempo librando batallas marítimas. La solución para Portugal fue sencilla: decidieron utilizar lo único que tenían a su favor, su superioridad en armas y en navios. Tomaron el control de la red comercial por la fuerza y establecieron un monopolio en el comercio de especias, no solo entre Asia y Europa, sino también dentro de Asia.
La consecuencia fue el envío progresivo de navíos de guerra a través del Cabo de Buena Esperanza y la construcción de fuertes y asentamientos en todas las ciudades conquistadas, como Cochín en la India en 1503. Sin amilanarse por la inmensidad del área geográfica que tenían que patrullar, el rey Manuel I de Portugal (1495-1521) declaró un monopolio real sobre el comercio de las especias, nombrando un virrey en la India, Francisco de Almeida.
El puerto de Goa fue conquistado en 1510 y en un plazo de 20 años pasó a ser la capital de la India portuguesa.
En 1511 fue conquistada Malaca, en Malasia, y le siguió Ozmuz, a la entrada del Golfo, Pérsico, en 1515. En 1518 se construyó un fuerte en Colombo, Siri Lanka, con lo que Portugal tuvo acceso a los valiosos árboles de la canela y a una posición estratégica en la ruta de las especias.
Aparte del uso de cañones y navíos, el monopolio sobre el comercio de las especias que intentó imponer Portugal consistió en el establecimiento de controles administrativos por los cuales cualquier comerciante privado, europeo o de cualquier otra procedencia que fuera capturado con una carga de especias, era arrestado y su barco y mercancías confiscadas.
Los mercaderes musulmanes se llevaban la peor parte y a menudo eran ejecutados.
Además, los barcos debían de pagar aranceles en los puertos de atraque. Llegando a representar hasta un 60% de los ingresos totales de Portugal en Oriente, la avidez portuguesa por comprar y controlar las especias se hizo insaciable.
Sin embargo, el monopolio portugués sobre el comercio de las especias fue relativamente efímero, ya que pronto otras naciones europeas se unieron a esta carrera. Entre ellas cabe destacar España, que en el año 1520 descubrió el estrecho de Magallanes, que unía los océanos Atlántico y Pacífico, y que en la expedición de Magallanes y Elcano llegaron en 1521 a las islas de las especias, las islas Molucas. Con ello terminó el monopolio de Portugal sobre ellas. En años posteriores, Holanda e Inglaterra se unieron a la carrera por el dominio de la ruta de las especias.